Una capa mefistofélica,
un par de botas "Doctor Martens"
bigote relamido, el ceño fruncido.
Pide una cerveza. Hay luna menguante,
el bar es estrecho, la calle sucia.
Es grosero y da tragos largos, sus ojos apagados
vislumbran un mundo estoico.
Una mujer lo mira o lo desea,
con la lengua recorre su labio superior,
luego tose
- ¡me gusta tu capa, demonio!-
y ríe
embriagada.
La luna se marchita,
las últimas copas,
un escote caído,
una capa enredada y un beso;
eso nos deja la noche:
un llanto, un solo llanto
amargo, sin música.
No hay comentarios:
Publicar un comentario