jueves, 17 de julio de 2008


Cada vez que espero
me voy sola a la cama,
siento atardeceres en la sangre
angulosas serpientes que rodean mis muñecas
y me susurran silencios
y puntos suspendidos y calma
en mis labios apagados,
en mis ojos sorprendidos

Cada vez que espero y tu no estás
espero aunque sea por el estúpido placer de esperar.

2 comentarios:

  1. Serpientes similares reptan por los versos marchitos pero hermosísimos de Baudelaire.

    Tal vez el placer de la espera se debe a la certeza (supuesta) de que volveremos a encontrarnos con alguien aún una vez más.

    Me ha gustado tu blog. Saludos.

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  2. Esperar. Es la acción más recurrente en mi vida últimamente. Espero, desespero, dejo de esperar, pero entonces vuelvo a esperar y desesperar. Me la paso esperando cosas: el camión, a la gente, espero que todo sea y que deje de ser. Mi corazón espera todo el tiempo. Las ansias carnívoras de la espera diría Jodorowsky. Espero con dignidad, espero como pendejo, espero con elegancia, espero con cara de güey fingiendo que no se nota que espero. Al final siempre espero. Algún día, espero, dejar de esperar...

    Te quiero hermana, me encantan tus poemas.

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